Con las solicitudes para los libros de LRH ahora llegando de lugares tan distantes como el Cairo y Tel Aviv, el Sr. Hubbard determinó que se necesitaba un lugar más centralizado para controlar el crecimiento de Scientology a nivel internacional. Así fue establecida la Iglesia Fundacional de Scientology en Washington, D.C. Y es más, esa nueva Iglesia también fue testigo del establecimiento de la primera Academia de Scientology: La Academia de las Artes y las Ciencias Religiosas. Aunque estos desarrollos organizacionales marcaron un inicio, la historia del avance técnico asimismo presentó una escena monumental. Específicamente, con el descubrimiento de uno de los principios de mayor alcance en Scientology, el Axioma 53 (el Axioma del Dato Estable), L. Ronald Hubbard había encontrado una respuesta a toda la aberración y la teoría básica de cordura o capacidad. Y haciendo su ingreso sincronizado con el Axioma 53 vino otro hito, los cuatro postulados que llevaban al thetán hasta su caída desde el estado nativo. Al mismo tiempo el Sr. Hubbard daba entrenamiento en el hat a los auditores sobre cómo diseminar, proporcionándoles El Scientologist: Un Manual sobre la Diseminación de Materiales, y un artículo: “¡Comienza Esa Practica!” en el cual él detallaba cómo portar la antorcha para el éxito.
Leer MásAsí que tenemos el postulado uno, No Saber (esto es en un nivel analítico); postulado dos, Saber; postulado tres, Olvidar; y postulado cuatro, Recordar. — L. Ronald Hubbard
Para el verano de 1955 la Asociación de Scientologists Internacional Hubbard en Phoenix había crecido hasta ocho edificios y un considerable número de staff a tiempo completo. En cuanto al porqué, con los graduados de ACC ahora encabezando la expansión a lo largo de sus zonas geográficas, la fuerza combinada de los scientologists estaba haciendo que su influencia se sintiera por todo el planeta. Scientology británica, con quinientos auditores, se extendía desde Liverpool en el norte de Inglaterra hasta Croydon en el sur. En Sudáfrica había auditores en entrenamiento a docenas. Scientology había echado raíces en Australia; y en Nueva Zelanda estaba eclosionando. Y eso no era todo. Las noticias de los avances sensacionales de L. Ronald Hubbard habían circulado tan ampliamente que llegaban solicitudes de libros desde lugares tan distantes como Tel Aviv y El Cairo. Mientras tanto, de costa a costa en los Estados Unidos, la expansión proseguía empujando hacia delante.
El Sr. Hubbard, dándose cuenta de que hacía falta una situación más céntrica para controlar el crecimiento de Scientology internacionalmente, decidió trasladarse a Washington, D.C. Así, en julio de 1955, con un Centro de Distribución establecido en las cercanías de Silver Spring, Maryland, para publicar y diseminar los materiales, se constituyó la Iglesia Fundacional de Scientology en el número 1845 de la calle “R” Noroeste. Y es más, esa nueva Iglesia también fue testigo del establecimiento de la primera Academia de Scientology: La Academia de las Artes y las Ciencias Religiosas.
Si la época estaba caracterizada por una serie de “primeras veces” en lo que a la organización se refiere, la historia del avance técnico era la misma. Pues con un completo arsenal de procesos ahora en uso, tanto de La Creación de la Capacidad Humana como de ¡Dianética 55! Ronald había hecho un nuevo descubrimiento no solo aplicable a toda la auditación, sino al concepto entero del Knowingness que había impulsado la búsqueda del hombre durante varios miles de años. De ahí que el 11 de julio de 1955, comenzase la entrega de las Conferencias de la Academia de Washington. Inaugurando las conferencias con una descripción detallada de los procedimientos modernos de auditación, continuó con la aplicación a la auditación de cuatro postulados clave hechos por un thetán. Y para esos estudiantes, el título de una de las conferencias no dejaba duda sobre la magnitud de estos descubrimientos: “El Dato Desconocido: Una Conferencia que Sacude a mest”.
“Con la llegada del concepto de que el knowingness más alto que puedes alcanzar no es el de saber acerca de algo, hemos convergido con todas las filosofías del Este y hemos llegado aun más lejos. Acabamos de abandonar la especie humana.
“Esta idiotez de secreto era el secreto que mantenía unido este universo”.
Puesto que haciendo su presentación en sociedad junto a los cuatro postulados vino lo que se iba a convertir en uno de los principios de mayor alcance de toda Scientology: el Axioma 53, o como el Sr. Hubbard lo describió: “el Axioma del Dato Estable”. En cuanto al papel que el Axioma 53 y los cuatro postulados desempeñaban en la auditación, era algo verdaderamente fundamental. Pero, como lo explicó:
“Esas son las dos decisiones básicas de este universo: Sobrevive, Sucumbe. Y esos son los dos datos estables.
“Ahí está el tipo tumbado en una cama de hospital, viviendo sumido en el dolor y la miseria, y va y lee Dianética: La Evolución de una Ciencia o algo por el estilo y de repente va y dice: ‘¡Oye! ¡Espera! Esto,¡Bang!’ se levanta y ya no está enfermo. ¡Magia! ¡Pura magia! Ese realmente es uno de los dos datos estables.
“Ahora, el otro dato estable, de una magnitud una pizca menor, es Sucumbe, ¿veis? Simplemente esos dos. Ahora, esos son los dos datos conforme a los que la vida se alinea, y cualquier desalineación con esos dos datos resulta en aberración”.
Por ello en el centro mismo del Axioma 53 se encontraba cómo auditar a los preclears hasta el punto de que fueran capaces de alterar, cambiar o desplazar datos estables:
En cuanto a lo que estos avances significaron en términos de diseminación, el Sr. Hubbard declaró que quería que cada scientologist estuviera a un metro detrás de la cabeza de la sociedad en su propia comunidad. O, como escribió en una carta que acompañaba a uno de los primeros ejemplares de la revista Ability de septiembre de 1955:
“Con esta referencia y el material que está en desarrollo, las metas, las más prometedoras, de Dianética y Scientology se están haciendo realidad.
“Podemos vencer dominando el entorno frente a una escuela de pensamiento (la ‘ratología’) que meramente se ajusta a este”.
Con ese fin, L. Ronald Hubbard instruyó a los auditores sobre cómo diseminar; proporcionándoles específicamente El Scientologist: Un Manual de Diseminación de los Materiales, sobre cómo desarrollar una actividad de campo, y “¡Comienza Esa Práctica!, donde urge a los auditores a portar la antorcha, y les explica cómo tener éxito. Así, al llegar el otoño de 1955, con una Iglesia Fundacional de Scientology situada céntricamente, y con una Academia plenamente funcional, y con los recursos para la diseminación disponibles, Scientology contemplaba serenamente su próxima y completamente nueva fase de expansión.